Paloma de Cendra Soy esposa y madre de 4 hijos. Psicóloga y Terapeuta Individual, de Pareja y de Familia. Trabajo en la consulta con el Dr. Poveda, colaboro en un COF, soy Perito del Tribunal de la Rota, profesora en la UNIR y escribo artículos en Hacer Familia. También tengo un blog ¡Qué bello es vivir!, cuyo objetivo es recordarnos lo que somos alrededor de una idea sencilla y grande a la vez: ver lo que serían otros si nosotros no fuéramos. Es un canto de amor a la vida y a la esperanza. Mi vocación es la persona y sus relaciones, el matrimonio y la familia. Me apasiona mi trabajo, soy feliz con mi familia y con las familias que se ponen en mis manos. Vivo dando gracias
Cada vez es más frecuente encontrar en los hogares un diálogo como el que sigue:
– “Mamá, ¿qué es el acoso escolar?”
– “¿Y por qué me lo preguntas, hijo mío?”
– “Es que hoy he escuchado en el colegio hablar de acoso a un compañero de clase”.
Y es que el acoso escolar existe y ha existido siempre, aunque en cada época haya recibido nombres y respuestas diferentes. En la actualidad el acoso escolar es un problema más extendido y más acuciante en buena medida por el acceso indiscriminado a internet y a la violencia que allí se genera y se difunde. Por eso es importante entender bien en que consiste para poder hacerle frente de la manera más efectiva posible, y ser capaces, en su caso, de dar una respuesta adecuada a nuestros hijos.
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El acoso: características y modalidades
El acoso escolar hace referencia a cualquier acción agresiva, intencionada, recurrente y aparentemente desprovista de motivos, que se lleva a cabo por un niño o grupo de niños contra otro niño.
El acoso puede adoptar varias modalidades:
– El acoso verbal, que es el tipo de acoso más habitual y se puede dar en forma de insultos, humillaciones, rumores falsos, etc.
– El acoso psicológico, que suele aparecer en forma de amenaza y el objetivo suele ser generar un sentimiento de miedo. El alumno acosado se siente por ello obligado a hacer o decir cosas contra su voluntad.
– El acoso social, que se da en forma de aislamiento del alumno acosado.
– El acoso físico, que puede darse en forma de agresión física directa sobre la persona o de forma indirecta sobre sus pertenencias.
Hechas estas aclaraciones, es importante aclarar que no toda acción agresiva puede calificarse como acoso. Los niños se pelean de forma natural, pero no por ello existe acoso. Es importante permanecer atentos para percibir la diferencia, evitando así el doble peligro de caer en la alarma innecesaria o en la inacción ante el peligro.
Para que exista una situación de acoso, deben de darse varios elementos:
- Dos figuras, la del acosador, que se impone sobre el acosado con una posición de superioridad y dominancia, y la del acosado, que suele ser un alumno con baja autoestima y con sentimiento de inferioridad que muchas veces calla por miedo.
- Una situación continuada de acoso. Generalmente, el acoso adquiere inicialmente una naturaleza verbal y va escalando progresivamente hacia otras formas más agresivas. Es muy importante reconocer el acoso cuando aparecen los primeros síntomas, porque incluso a través de las palabras se puede hacer mucho daño y sus efectos sobre el niño pueden ser más duraderos que los de una agresión física.
- Dificultad para percibir los motivos del acoso:
Efectivamente, el mayor problema para responder eficazmente al acoso es la dificultad para detectarlo, porque el acosado suele callar, por una mezcla de miedo y de dificultad para comprender cuales son los motivos que llevan a sus acosadores a comportarse de la manera en que lo hacen. Eso lleva con frecuencia a que el acosado piense que él es el culpable del acoso y por tanto no hable para no exponerse. Por eso es tan importante que tanto padres como profesores sepamos lo que es y lo que no es acoso escolar, conozcamos las dos figuras implicadas y seamos capaces de identificarlas.
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El acoso escolar: consecuencias
Las consecuencias y las secuelas del acoso pueden ser muy variadas: baja autoestima, depresión, inestabilidad del ánimo, trastornos alimenticios y trastornos de sueño, aislamiento, fracaso escolar, miedos, fobias, obsesiones, etc. Algunas tardan más que otras en superarse. Por eso es importante prevenirlas y atajar el acoso lo antes posible.
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Como detectar el acoso
Vista la potencial seriedad de las consecuencias del acoso, se hace fundamental saber detectarlo con la mayor antelación posible. Existen una serie de síntomas que nos pueden ayudar a detectar el acoso escolar:
-Un niño que está con frecuencia callado y triste.
-Un niño que tiene frecuentes cambios de conducta.
-Un niño que presenta golpes o heridas.
-Un niño que tiene dolores de estómago o de cabeza sin una causa médica real.
-Un niño que empieza a perder su material escolar o lo trae a casa roto.
-Un niño que no tiene amigos y que está solo en los recreos.
-Un niño que falta a clase con frecuencia, que no trabaja en grupo, que no asiste a las salidas y excursiones y que no es invitado a los cumpleaños.
-Un niño que baja de repente su rendimiento escolar.
-Un niño que nunca quiere hablar sobre lo que hace o lo que le pasa en el colegio.
-Un niño que no quiere ir al colegio.
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Como actuar frente a un caso de acoso
Una vez que hemos detectado una situación de acoso escolar, normalmente tras haber detectado uno o varios de los síntomas descritos anteriormente, y tras haberlo cotejado con los responsables del colegio, es importante que hablemos con el niño acosado para animarle a contar lo sucedido a sus padres y profesores. Es esencial darle confianza y seguridad para que entienda que no es responsabilidad suya y así se atreva a contarlo. Además es necesario entender la estructura del acoso escolar a la luz de lo mencionado anteriormente para poder involucrar adecuadamente a los acosadores en el proceso de solución. Los acosadores han de comprender la maldad de sus acciones, y las consecuencias que de ellas se derivan para ser capaces de modificar su conducta.
Para ello es fundamental crear un entorno en el cual se haga posible tanto el pedir perdón como el ofrecerlo. El acosador debe hacerse capaz de reconocer su culpa y mostrar arrepentimiento, y el acosado debe de alcanzar la capacidad de otorgar el perdón. Se hace necesario ayudar a ambas partes a incrementar su empatía, ayudándoles a que se pongan en el lugar del otro.
Una vez que esto se ha conseguido, será más fácil conseguir que se comprometan a no caer de nuevo en los mismos comportamientos. Para ello es importante ayudar a los niños a reconocer que no es lo mismo perdonar una acción que aprobarla, y también que todos nos podemos equivocar y merecemos otra oportunidad. Así estructurada, la reacción frente al acoso puede convertirse en el pilar sobre el que construir una relación sana y verdaderamente humana.
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¿Cómo prevenir el acoso escolar?
El acoso escolar es algo que nos afecta negativamente a todos y que tiene el potencial para debilitar la sociedad. De todo lo dicho se sigue que la estrategia más eficaz frente al acoso escolar es conseguir generar las condiciones adecuadas para evitarlo. En lenguaje coloquial, es mucho mejor prevenir que curar.
Para ello, la información, la formación y el trabajo en equipo son esenciales.
Los hijos y alumnos tienen que conocer y poner en práctica lo que es el respeto mutuo (empezando por el respeto a uno mismo), la solidaridad y la caridad. Los padres tenemos la responsabilidad primera de educar, de palabra y obra, en el amor, el servicio, la generosidad, el respeto mutuo, la verdad, el diálogo razonable, el compromiso con uno mismo y con los demás. Los centros escolares han de insistir, dentro del programa educativo, en la necesidad de respetar las normas de convivencia, dentro y fuera del aula, así como en el fomento de las virtudes relacionales (la empatía, el respeto, el trabajo en equipo, etc.). Además, es importante que los padres, profesores y gerentes de colegios trabajemos juntos para fomentar un ambiente en el que el acoso escolar sea, simplemente, inimaginable. Tanto en el hogar como en el colegio es importante que los padres y educadores estemos muy atentos al impacto que internet y las redes sociales tienen en el origen del problema. En estos temas, como en tantos otros verdaderamente importantes, el recurso al imperio de la ley ha de limitarse a la evitación de los peores escenarios.